cuidado con el ultimo paso

Nia observo atentamente la puerta que había en la cima de la escalera. era grande y majestuosa y vista desde ahí abajo parecía inalcanzable. en cada peldaño tenia pegados a base de recuerdos pequeños capítulos de su vida. empezó a subir la escalera. en el primer peldaño tropezó, pero adosada a la pared había una pequeña barandilla   que Nia uso para apoyarse y subir al siguiente peldaño. poco a poco fue subiendo uno por uno, ahogandose en un mar de recuerdos y observando los peldaños que dejaba atras, ya con la madera resquebrajada presa de los caprichosos efectos del tiempo. paso a paso subia la escalera, resbandose, cayendo pero levantandose cada vez mas decidida. cuando pasaba por los escalones mas irregulares los besos rotos y las lagrimas olvidadas volvian a rozarle la tez de la cara, esos eran los peores, porque a cada roze un recuerdo triste despertaba en su cabeza y se quedaba rozando su coranzon y habriendo heridas ya cerradas con el tiempo. después de un escalon irregular y astillado venia uno liso y con dulces caricias, todas ellas de amores dormidos, de besos robados en calles estrechas y con sombras alrededor. poco a poco avanzaba y cada vez veía la puerta mas cerca. en el ultimo escalón las ganas por alcanzarla eran mas fuertes que la necesidad de llegar al final de la escalera. levanto el pie derecho y lo apoyo delante de la puerta, pero cuando subió el izquierdo tropezó con el escalo y callo rodando hacia atrás.

todo el camino andado no le había servido para nada, todas la herida abiertas que tanto daño le hacían no tenían sentido ya... pero Nia era valiente, se levanto del suelo  y se sacudió el polvo de los vaqueros. las caricias y los besos robado la empujaban a subir de nuevo la escalera y llegar al ultimo peldaño y, sin tropezar esta vez, abrir la dichosa puerta.